Versículos bíblicos sobre Provisión Divina
Versículos bíblicos sobre la Provisión Divina
Entender la provisión divina a través de la Escritura es transformador. Cambia nuestra perspectiva de un lugar de carencia a una postura de confianza, sabiendo que Dios es nuestra fuente última. La Biblia desborda de promesas de Su cuidado inquebrantable, recordándonos que Él satisface toda necesidad conforme a Sus riquezas en gloria. Estudiar estos versículos cultiva la fe, alivia la ansiedad y nos empodera para vivir con un espíritu confiado, sabiendo que somos eternamente provistos por un Dios amoroso y generoso. Abraza la sabiduría dentro de estos textos sagrados y desbloquea una comprensión más profunda de la abundante provisión de Dios en cada aspecto de tu vida.
Versículos más útiles
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Ni podrás comer en tus poblaciones el diezmo de tu grano, ó de tu vino, ó de tu aceite, ni los primerizos de tus vacas, ni de tus ovejas, ni tus votos que prometieres, ni tus ofrendas voluntarias, ni las elevadas ofrendas de tus manos:
Mas las familias de los hijos de Coath, Levitas, los que quedaban de los hijos de Coath, recibieron por suerte villas de la tribu de Ephraim.
Y un mar, y doce bueyes debajo del mar;
Scripture Passages
Yo soy el primero que he enseñado estas cosas á Sión, y á Jerusalem daré un portador de alegres nuevas.
Y sembró Isaac en aquella tierra, y halló aquel año ciento por uno: y bendíjole Jehová.
Y á las familias de los hijos de Merari, Levitas que quedaban, dióseles de la tribu de Zabulón, á Jocneam con sus ejidos, Cartha con sus ejidos,
Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la hartura;
El altivo de ánimo suscita contiendas: mas el que en Jehová confía, medrará.
Y dijo Abimelech: He aquí mi tierra está delante de ti, habita donde bien te pareciere.
Di á los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda: de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda.
Bendito serás más que todos los pueblos: no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus bestias.
Y una décima de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda por presente con cada cordero: holocausto de olor suave, ofrenda encendida á Jehová.
Y Sara, mujer de mi amo, parió en su vejez un hijo á mi señor, quien le ha dado todo cuanto tiene.
Y á Machîr dí á Galaad.
Y á los hijos de Aarón sacerdote dieron la ciudad de refugio para los homicidas, á Hebrón con sus ejidos; y á Libna con sus ejidos,
Y cuando Jehová te hubiere metido en la tierra del Cananeo, y del Hetheo, y del Amorrheo, y del Hebeo, y del Jebuseo, la cual juró á tus padres que te daría, tierra que destila leche y miel, harás este servicio en aqueste mes.
Y á Nephtalí dijo: Nephtalí, saciado de benevolencia, y lleno de la bendición de Jehová, posee el occidente y el mediodía.
Asimismo de Beta y de Beeroth, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran copia de metal.
Y él les echó las suertes, y su mano les repartió con cordel: para siempre la tendrán por heredad, de generación en generación morarán allí.
De lo primero que amasareis, ofreceréis una torta en ofrenda; como la ofrenda de la era, así la ofreceréis.
Y él les echó las suertes, y su mano les repartió con cordel: para siempre la tendrán por heredad, de generación en generación morarán allí.
Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, y en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que juró Jehová á tus padres que te había de dar.
Entonces habló Isaac á Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?
Y acabado el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto á José diciendo: Danos pan: ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado el dinero?
Mas él porfió con ellos mucho, y se vinieron con él, y entraron en su casa; é hízoles banquete, y coció panes sin levadura, y comieron.
Qué tal la tierra habitada, si es buena ó mala; y qué tales son las ciudades habitadas, si de tiendas ó de fortalezas;
Ni podrás comer en tus poblaciones el diezmo de tu grano, ó de tu vino, ó de tu aceite, ni los primerizos de tus vacas, ni de tus ovejas, ni tus votos que prometieres, ni tus ofrendas voluntarias, ni las elevadas ofrendas de tus manos:
Fué pues Elías á mostrarse á Achâb. Había á la sazón grande hambre en Samaria.
De la manera que Jehová lo había mandado á Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel en el repartimiento de la tierra.
Y diste tu espíritu bueno para enseñarlos, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste en su sed.
Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; como el rocío que destila sobre la tierra.
El pidió agua, y dióle ella leche; en tazón de nobles le presentó manteca.
De la manera que Jehová lo había mandado á Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel en el repartimiento de la tierra.
Yo pasaré hoy por todas tus ovejas, poniendo aparte todas las reses manchadas y de color vario, y todas las reses de color oscuro entre las ovejas, y las manchadas y de color vario entre las cabras; y esto será mi salario.
Mas su negociación y su ganancia será consagrada á Jehová: no se guardará ni se atesorará, porque su negociación será para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta hartarse, y vistan honradamente.
No edificarán, y otro morará; no plantarán, y otro comerá: porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos perpetuarán las obras de sus manos.
El extranjero y el asalariado no comerán de ella.
Y lo restante del presente será de Aarón y de sus hijos: es cosa santísima de las ofrendas que se queman á Jehová.
De la tribu de Gad, la villa de refugio para los homicidas, Ramoth en Galaad con sus ejidos, y Mahanaim con sus ejidos,
Y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hubieres pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho.
Y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serás como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan.
Y te alegrarás con todo el bien que Jehová tu Dios te hubiere dado á ti y á tu casa, tú y el Levita, y el extranjero que está en medio de ti.
Y lo santificado de cualquiera será suyo: asimismo lo que cualquiera diere al sacerdote, suyo será.
Estos versículos pintan un cuadro poderoso del compromiso inquebrantable de Dios para proveer a Sus hijos. Desde el maná en el desierto hasta las enseñanzas de Jesús sobre la preocupación, la Biblia afirma consistentemente que Dios ve nuestras necesidades y trabaja activamente para satisfacerlas. No es una promesa de riqueza ilimitada, sino una promesa de gracia y provisión suficiente, adaptada a nuestras circunstancias individuales y diseñada para sostenernos en cada temporada. Reflexionar sobre estos pasajes debería animarnos a cultivar un espíritu de confianza y dependencia en Dios, liberándonos de las ansiedades que a menudo aprietan nuestros corazones. Que seamos diligentes en buscar Su guía y fieles en usar los recursos que Él provee, sabiendo que Él es la fuente última de todas las cosas buenas. Abraza la paz que viene de confiar en Su provisión divina, y comparte esa paz con otros que luchan con duda y temor.